El marco no era el mejor. Sin gente en las tribunas, sólo 100 personas entre allegados, dirigentes y prensa. Un estadio lejos de casa. Almirante llegaba de una derrota pero sabía que enfrente tenía al último del campeonato.
Almirante ganó. No hay mucho que analizar. Ganó, con lo justo, sufiendo y con sólo un gol de diferencia que llegó sobre el final. Nuevamente, Francisco Grahl se puso el equipo al hombro y marcó el gol de la victoria con un zapatazo con derecha que se coló en el ángulo defendido por Sessa.
El equipo jugó mal. El primer tiempo fue demasiado malo para ambos equipos y se prestó a una siesta de no ser por el gol de Tobías Figueroa que abrió el marcador. Ya en el segundo tiempo, al arquero mirasol Ezequiel Cacace se le escapa, insolitamente, la pelota en el área y Diego Mendoza puso el 1 a 1. Sobre el final, Grahl desataba la alegría mirasol.
El triunfo sirve y mucho. Para darle respiro a un equipo que necesitaba ganar. Para trabajar más tranquilo en la semana. Para encarar una seguidilla de partidos. Para olvidar la caida en Banfield. Para dar aire con respecto a los puntos con la tabla del descenso. Para motivarse. Sirve, mucho.
El próximo objetivo es Sarmiento de Junin, Talleres de Cordoba y Unión de Santa Fe, una seguidilla en poco más de una semana. Pero para afrontarla, se necesita mejorar bastante.
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