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viernes, 23 de junio de 2017

El blanco de las sanciones

Almirante Brown vive de sanción en sanción y no parece tener solución. Desde la vuelta a la Primera B en 2014, en el 84% de los partidos que jugó de local lo hizo bajo alguna restricción. 

Miles de palabras se han escrito sobre los hechos producidos en Almirante Brown desde hace más de 15 años. A la vez, numerosas sanciones han recaído sobre la institución pero los incidentes resisten. El aurinegro fue blanco de castigos ejemplares con el fin de servir de jurisprudencia ante los demás casos de violencia. Vale remarcar que Brown jugó de local a 300km de su estadio, fue de los primeros en la restricción de la concurrencia de solamente socios y el pionero en no poder ir de visitante (y hasta alternar facciones que podían o no ir a un estadio ajeno). Sería negligente remarcar todo esto pero no señalar las culpas. ¿Mereció las penas? En muchos casos, si. 
Analicemos datos. Desde el descenso en 2014 de la B Nacional luego de perder ante Huracán y donde se produjeron incidentes al final del mismo, Almirante Brown ha jugado 57 encuentros pero no todos en el Fragata Presidente Sarmiento. En el estadio de Casanova se han disputado 46 partidos y ha sido local en otra cancha en 11 encuentros (4 en Tristán Suárez, 2 en Sportivo Italiano, 2 en Deportivo Armenio, 2 en Almagro y uno en Villa Dálmine).
De esos 57 partidos, Almirante Brown ha jugado bajo alguna restricción en el 84% de los mismos ya que en 26 sólo pudieron concurrir los socios y en 22 encuentros se han jugado a puertas cerradas. La institución sólo ha podido vender entradas generales en 9 partidos y en el último sólo pudo jugar ocho minutos.

Los hechos producidos el pasado 10 de junio durante el inicio del partido ante Talleres de Remedios de Escalada siguen en la agenda de la institución. Juan Manuel Lugones, titular de la agencia encargada de la seguridad de los eventos deportivos en la provincia, decidió suspender el partido, fue insultado por la parcialidad local y denunció una convivencia entre dirigentes y barrabravas. Mientras tanto, la dirigencia de Almirante Brown vivió en AFA para tratar de parar cualquier tipo de sanción, presentó descargos, mostró videos sobre accionar policial y trató de argumentar ante sus pares de la divisional -muchos de ellos sin intención de perdonarle los puntos al club debido a la pelea por entrar al reducido-.

Otra sanción volvió a recaer sobre la institución. Jugará en el estadio de la UAI Urquiza a puertas cerradas y está a la espera de la probable perdida del partido ante Talleres. Castigar a la institución no soluciona los hechos de violencia y no facilita la lucha ante las barras, de esto existen miles de pruebas y todo el expediente Almirante Brown es una de ellas. Pero, ojo, la mea culpa y la autocrítica tiene que ser muy fuerte. Hubo una granada, un arsenal en un auto, baleados, un muerto hace más de un año y todo siguió. El show siempre continuó. 

En el medio, el club. Aquel que, en su estatuto, propone el desarrollo de la cultura física, moral e intelectual de sus asociados y público en general por todos los medios a su alcance y desarrollar un ambiente de cordialidad y solidaridad entre sus socios. Casi 100 años después, esta idea es utópica.
Foto: Walter Avalos.


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